El evocador baño forestal (o Shinrin-Yoku) surgió en Japón en la década de 1980 como un tratamiento para los trabajadores tecnológicos que se sentían “quemados” por la rutina y una forma de volver a conectar a la población con la extensa red de bosques del país. Como era de esperar, resultó que sumergirse en la naturaleza y utilizar conscientemente los cinco sentidos del tacto, vista, oído, olfato y gusto tiene muchos beneficios para la salud y generó un verdadero cambio en estos trabajadores.
Si bien la practica de Shinrin-Yoku requiere un entorno de belleza natural, se puede caminar conscientemente en cualquier lugar, siempre que el caminante permanezca presente y ponga en practica la filosofía que ha dado origen a este tipo de actividad. Si la caminata es consciente, da igual donde se haga.
¿Qué es la caminata “Mindfulness”?
Para muchos de nosotros, caminar es algo que hacemos cuando un viaje en automóvil no es posible o práctico, pero la mayoría no lo tomamos como algo terapéutico o beneficioso. Sin embargo, el acto mismo de caminar erguido nos diferencia de la mayoría de los animales en nuestro planeta, por lo que en un sentido literal el poder caminar es algo que nos diferencia del resto de los seres vivos. Moverse por el mundo de esta manera es parte de lo que significa ser humano.
De hecho, caminar es tan omnipresente que no lo notamos. Pero está ahí, disponible para todos nosotros siempre que nuestra salud lo permita. Durante la caminata consciente , nuestro viaje tiene menos que ver con el destino y, al mismo tiempo que evitamos el «piloto automático distraído», nos enfocamos en aplicar la conciencia de esta actividad cotidiana.
Como la mayoría de las actividades conscientes, se puede realizar en cualquier lugar: un camino rural, la cima de una montaña o una bulliciosa calle principal. Para quien pone su atención plena en la caminata, cuando se encuentra en un estado de apreciación, la experiencia de la luz del sol de la mañana golpeando un charco sucio en una calle de la ciudad es igual a la puesta de sol en una escena de montaña.
¿Cómo se camina conscientemente?
Mientras caminas, prestale atención a las sensaciones del cuerpo. ¿Cómo se sienten tus pies? ¿Cómo compensan los otros músculos de tu cuerpo los cambios en el equilibrio? Observe cómo se balancean los brazos mientras caminas.
Se más consciente de tu entorno, no solo prácticamente para sortear obstáculos reales en el camino, sino con la mente abierta, disfrutando de la inmediatez de las imágenes, los sonidos y los olores. En las caminadas conscientes, abrir los sentidos es la clave para poder sacarle todo el provecho a la experiencia.
La caminata consciente se beneficia de su simplicidad y es más exitosa cuando estás enfocado por completo en el presente: no se requieren herramientas o equipos, solo un lugar para caminar. Y es algo que puede adaptarse fácilmente a tu rutina diaria.
Beneficios de la caminata con atención plena
La mayoría de nosotros reconocemos que caminar es una gran forma de «aclarar nuestras cabezas» y nos da el tiempo que necesitamos para escuchar nuestros pensamientos o los de nuestros compañeros. Y también es cierto que cuando nos sentimos abrumados por un problema que parece que no podemos resolver, el mismo acto de caminar al aire libre parece dar lugar a una respuesta que desconocíamos anteriormente.
Estado de ánimo y atención plena
Un estudio de 2016, que explora el impacto de la caminata consciente durante varios días, observó mejoras en el estado de ánimo y las habilidades de atención. Y más específicamente, la práctica redujo la depresión, la ansiedad, el estrés y las sensaciones de melancolía.
Estrés físico y calidad de vida.
Según un estudio cientifico un grupo diferente de individuos, que según los informes tenían altos niveles de angustia psicológica, al recibir ocho sesiones de caminata consciente durante cuatro semanas obtuvieron efectos sorprendentes. Los síntomas del estrés físico se redujeron drásticamente y su calidad de vida aumentó significativamente.
Cómo comenzar a practicarlo
Si bien la caminata consciente no tiene una definición única, el objetivo es claro: ser consciente mientras nos movemos por el entorno. El viaje se vuelve menos sobre el destino y más sobre una conciencia de lo que está fuera y dentro de nosotros. Al moverse, quizás en un grado aún mayor, es posible encontrar quietud, tomar conciencia y estar presente.
Preparación
- Encuentra un lugar seguro para caminar donde no te molesten: tu jardín, un parque de la ciudad, un camino rural o una calle concurrida son igual de buenas opciones.
- Use ropa y zapatos cómodos para caminar.
- Quédate quieto y toma conciencia de cómo te sientes.
- Considera tu postura, el peso de tu cuerpo, los pies en tus zapatos y tus músculos mientras te balanceas
- Respira hondo y lentamente lleva tu conciencia al presente.
El movimiento
- Comienza a caminar, un poco más lento de lo normal
- Camina tan conscientemente como puedas
Mantener conciencia de:
- Cada paso mientras rueda del talón a los pies
- Los músculos y tendones en los pies y las piernas.
- El movimiento y los músculos en otras partes del cuerpo.
Presta atención a tus sentidos mientras caminas:
- Escucha el viento soplar en los árboles
- Huele la hierba cortada
- Siente el ligero toque de lluvia en tu cara
- Mira las luces del auto reflejadas en las ventanas de las tiendas, las sombras se mueven mientras caminas
- Estate atento a cada respiración.
- Respira fácilmente, pero profundamente
- Cuando tu mente se desvía de caminar y respirar, guía suavemente tus pensamientos
- Continúa caminando mientras te sientas seguro y cómodo
- Recuerda, donde quiera que camines, ya sea una calle bulliciosa o una ladera ventosa, existe una gran cantidad de estímulos para inundar tus sentidos.
- Tomar conciencia; saborea las sensaciones.