Si eres una de esas personas implicadas es su desarrollo personal, y si has llegado hasta aquí la  respuesta es que sí, este post puede hacer que tu crecimiento interior se multiplique  exponencialmente.  

Observa cómo se expresa y se comporta la gente que te rodea y te darás cuenta de que,  habitualmente, tanto ante pequeños conflictos, como en grandes crisis vitales, las personas  normalmente tienden a atribuir la mayor parte de la responsabilidad de lo que les sucede a  algo externo, es decir, culpabilizan de su situación a otros, a factores sociales, al momento  histórico, a la “suerte”… obsérvalo y dime si es cierto, escucharás comentarios de este tipo: “si  mi pareja me tuviera más en cuenta me sentiría mejor”, “si mi hijo fuera más considerado  conmigo”, “si mi jefa fuera menos hostil”, “con los tiempos que corren no es fácil tener un buen  trabajo”, etc. 

Existe un factor que diferencia claramente el nivel de desarrollo personal de los individuos:  la atribución interna o la externa de lo que sucede en la propia vida. Así, personas con mayor  sabiduría y madurez harán atribuciones internas, es decir, sabrán que son responsables de lo que  experimentan, actuando en consecuencia, sin esperar cambios en nada ni nadie, ni generar  expectativas o exigencias hacia los demás. Por el contrario, las personas que se sienten, de  algún modo, víctimas de las circunstancias y de otros, no harán nada por mejorar su situación,  mostrando su desconocimiento del mundo en el que vivimos, su inmadurez, y, lo que es peor, no  se dan cuenta de que, con este enfoque, han perdido completamente su poder personal, ya que  siempre están a merced de circunstancias externas.  

LAS DOS LEYES DEL ESPEJO  

Si quieres evolucionar en la vida y convertirte en una persona con plena potestad para crear tu  realidad y tu destino, sin que ninguna supuesta fuerza oculta o azarosa -como la buena/mala  suerte- así como la intervención desventurada de terceras personas, obren estragos en la historia  de tu vida, aprende y observa estas dos leyes en tu vida

1) SIMILITUD. La LEY DEL ESPEJO POR PROYECCIÓN te muestra en la vida la misma  realidad que has vivido y lo que aún tienes pendiente de resolver o integrar.  

EN TUS RELACIONES: Ejemplo 1: si no te llevas bien con tus hijas y/o hijos, quizá podrías  plantearte qué tal te llevas con tu madre y tu padre. Conocí a una madre que tenía un hijo, éste se  casó con una mujer que poco a poco va manifestando sus celos, posesividad e inseguridad,  acabando por apartarlo de su familia, a la que ya nunca vuelve a ver poco después de su boda. El  matrimonio tuvo dos hijos, cuando éstos fueron adolescentes surge un conflicto abierto y rechazo  extremo hacia sus padres, siendo ésto motivo de búsqueda de tratamiento psicológico. Cuando  los padres fueron conscientes de su comportamiento inadecuado de rechazo hacia la familia y lo 

corrigieron, la relación con sus hijos mejoró radicalmente. Presentar a los adolescentes a sus  familiares paternos fue esencial, ya que lo que aportaron a la vida de los jóvenes fue apoyo, amor  y protección. Es lógico, las madres y los padres son siempre un modelo de conducta, patrones  de comportamiento conscientes o inconscientes (según si nos damos cuenta o no de que operan  en nuestra vida). Esta pareja finalmente vió lo insano de su modelo de maternidad/paternidad y lo  transformaron por otro. Asumieron su responsabilidad y poder sobre lo que vivían. 

CONTIGO. Ejemplo 2: te has enamorado perdidamente de alguien, aunque apenas le conoces,  es una persona muy segura de sí misma, con grandes habilidades sociales, te encanta su vida,  bohemia y original. Entonces es hora de trabajar la seguridad dentro de ti, de permitirte  expresarte más abiertamente en sociedad, y de hacer cambios para llevar una vida menos  monótona, más libre. Si, como habrás deducido, esas cualidades que admiras realmente en la  gente, las deseas muy fervientemente para tu vida ¡y están dentro de ti!, si tú también las ves en  ti, enhorabuena, si no, están ahí, esperando que las cultives y brilles con ellas.  

2) CONTRARIO. La LEY DEL ESPEJO POR “CONTRAPROYECCIÓN” te muestra la realidad  contraria, para que seas consciente de lo que te resistes a asumir y realizar.  

EN TUS RELACIONES. Ejemplo 3: a menudo problemas con hijas e hijos con adicciones a  drogas hacen patente una falta de atención a sus necesidades básicas (aceptación, apoyo,  alimento, cariño, etc) que se experimentó en la infancia. Ahora la situación obliga a retomar esa  falta de cuidado y tener que estar muy pendiente de su supervisión, implicándose profundamente  en su recuperación. Desde luego no sanará fácilmente si es señalado como la “oveja negra” de la  familia y se le excluye. La situación exigirá un ejercicio de conciencia acerca de lo que cada  miembro ha contribuido para que se dé este problema y se implique cuando no lo hizo antes. 

CONTIGO. Ejemplo 4: observa lo que te molesta de alguien, lo que te da rabia, quizá sea una  persona demasiado ordenada, entonces es el momento de que te plantees si el desorden es una  cualidad que deberías corregirte. Es posible que detestes a la madre de tu pareja, por la relación  demasiado implicada y atenta que tiene con sus hijos, entonces observa cómo te llevas con tu  madre o con tu padre y si deberías acercarte más a ellos para cultivar una mejor relación, o, por  otro lado, podría tratarse de que deberías aceptar e integrar, con madurez, que ellos son como  son y no pueden cambiar. 

LA PROYECCIÓN DE TU PSIQUE  

Desde los orígenes de la psicología como ciencia este fenómeno del que hablamos fue  observado, las/os psicoanalistas ya lo llamaron “proyección”, describiendo el proceso que  sucede cuando todo tipo de vivencias internas tienden a plasmarse en la realidad externa.  De este modo, experiencias dolorosas o traumáticas que no hayan sido superadas o asimiladas,  más pronto o más tarde, serán proyectadas sobre personas o cosas del mundo externo, por  ejemplo, un hombre homosexual que hubiera sido educado en una familia tradicional que sólo  aceptase la heterosexualidad como opción, y que no haya podido aceptar y vivir plenamente su  identidad sexual, podría reprimir y negar su expresión y, paradójicamente, convertirse en un  declarado y activo homófobo.  

También podemos observar las leyes del espejo proyectándose desde lo psíquico a lo físico.  Como ejemplo podría servirnos el caso de una mujer que, habiendo vivido un abuso sexual en  una época temprana de su vida, en la edad adulta desarrolle vaginismo, se trata de un  desequilibrio, físico y psicológico al mismo tiempo, en el que se cierra involuntariamente la  musculatura vaginal impidiendo todo encuentro sexual, el síntoma está reclamando la resolución  y liberación de la experiencia reprimida. 

Los síntomas psicológicos son siempre una proyección, constituyen una experiencia no  resuelta y contenida en el inconsciente, enquistada, que, cuando nuestra psique decide el  momento adecuado para soltar esa tensión interna, saldrá en forma de síntoma que lo representa  simbólicamente. A veces, sencillamente, la proyección se libera no porque sea el momento  idóneo, sino porque se presenta en la realidad el mismo estímulo. Es el caso de la fobia al  ascensor porque alguien se quedó encerrado (en otro ascensor, en una habitación pequeña, o en 

un espacio reducido) tiempo atrás (habitualmente en la niñez/adolescencia) y tuvo una  experiencia muy desagradable, ansiógena. Bajo la ley del espejo subyace la clásica lucha  biológica por la supervivencia, así nuestra psique pugna por sanar la experiencia, ya que dentro  hace daño, genera una sobrecarga de tensión (lo que llamamos llevar “piedras en la mochila”),  generando un desgaste energético constante. 

Lo entenderás mejor aún con un caso real: una mujer de avanzada edad relataba que, hacía un  par de meses, había salido un día a la calle y, caminando, de repente, sin ninguna explicación,  había sentido su corazón latir con fuerza, inmediatamente sintió perder el control de su cuerpo,  experimentando escalofríos, mareo, tuvo miedo caer al suelo e incluso de morir allí mismo. El  episodio volvió a repetirse a la semana siguiente. Desde entonces ya no salía a la calle, tenía  miedo y se sentía muy nerviosa. Le expliqué que lo que había vivido era lo que diagnosticamos  como ataques de pánico (o crisis de angustia) y que era una forma de descargar una gran tensión  acumulada dentro y que no había podido expresar. Juntas revisamos los momentos más difíciles  de su vida hasta llegar al origen: tenía 5 años, vivía en la ciudad en plena Guerra Civil, un día  sonaban las sirenas ante la inminencia de un bombardeo, yendo hacia el refugio,  accidentalmente, fue desplazada de la mano de su madre por una multitud de personas que  corrían presas del pánico, así fue cómo se perdió mientras todo el mundo se había resguardado  ya en los refugios, ella, a la intemperie, sola y con un miedo atroz, buscó un escondite en una  casa derruida, afrontando sola un bombardeo. Aunque su familia y ella sobrevivieron, la tensión  de ese día, dificilísima de afrontar para una niña tan pequeña, sería reprimida, olvidada, durante 7  décadas y surgió con fuerza cuando volvió a enfrentarse al mismo estímulo: plantearse la  posibilidad de morir, preocupación surgida por sus recientemente cumplidos 80 años. Ella  contaba que toda la vida sufrió bastante ansiedad y que siempre había sentido un miedo  irracional a que a sus hijas les pasara algo, sobreprotegiéndolas en exceso. 

Pero no sólo hacemos proyecciones sobre experiencias traumáticas no aceptadas y reprimidas,  sino que nos suceden naturalmente a menudo sobre nuestras vivencias, sentimientos, ideas, etc,  puesto que interpretamos el mundo desde nuestra personalidad, concepciones y aprendizajes  internos. 

Hagamos una prueba: ¿qué ves en estas imágenes? Describe tres o cuatro adjetivos por imagen, por ejemplo: sereno, diferente, gris, suave, etc. 

Reflexiona acerca de los adjetivos que has elegido. Date cuenta de que otras personas elegirán  palabras muy diferentes de las que tú has escogido. Y es que no vemos la realidad como es,  sino como es quien la observa e interpreta. Tus adjetivos representan cualidades, valores,  reflexiones o tensiones tuyas, que tienes más o menos conscientemente desarrolladas o  integradas. 

El mundo es un espejo donde puedes mirarte y conocerte. Y también así conocer a las  demás personas.  

FÍSICA CUÁNTICA Y PROYECCIÓN 

Pero hay algo más: por un lado proyectamos la realidad desde nuestra cosmovisión interna, y,  por otra parte, nuestra mente, que es es enormemente creativa, construye y atrae a las  personas y las circunstancias externas que concuerdan con nuestro estado psicológico.  

Las investigaciones científicas avanzan dentro del campo de la Psicología y este fenómeno de  “proyección” se ha observado como un mecanismo de la psique humana mucho más complejo  aún, relacionándose con teorías de Física Cuántica. Somos energía y vibración, según sea la  frecuencia vibracional de tu estado psíquico (mensurable en hercios), atraes en la realidad  física externa sucesos y seres que vibran dentro del mismo rango. Pensamientos y  sentimientos de amor, paz, amabilidad, comprensión, paciencia, etc, tienen un nivel de hercios  muy superior a las emociones o ideas como el miedo, la ira, los celos, la rabia o la preocupación.  Como si la vida fuese la proyección de una película cuyo guión cinematográfico llevas  dentro, siendo las personas y hechos con quien te encuentras los personajes de ésta, tu película.  Y esa historia que llevas dentro la construiste con tus aprendizajes vitales (personales, familiares  y sociales), de los que generalmente eres inconsciente, pero están ahí y tienen un peso muy  sustancial en tu existencia.  

Al parecer, según la Física, el 99,99% del átomo es vacío, es decir, sólo una ínfima parte de la  realidad es sólida. Conocimientos herméticos muy antiguos ya nos decían que “vivimos en un  universo mental”, yo diría también que es muy emocional, o mejor, el universo es psíquico, de  tal modo que lo que consideramos realidad es una proyección fluida y constante de los  contenidos conscientes e inconscientes de nuestra mente. Como si fuésemos algo así como  avatares, expresiones físicas de nuestro ser interno. Es por ello que es tan importante tener un  conocimiento profundo de nuestro mundo interior, ya que, tanto si somos conscientes  como si no, el mundo es un espejo que refleja tu realidad psíquica. Funciona así, tanto si  asumes tu responsabilidad, y actúas en consecuencia, como si ignoras este mecanismo  subyacente en la vida.  

Conociendo esta ley y asumiéndola, ya nunca más sentirás que eres víctima de nada ni de nadie.  Recobra el poder que siempre tuviste sin darte cuenta. Ábrete a explorar tu dimensión interior, tu  vida consciente e inconsciente. Desde ahora tienes el poder sobre tu salud, sobre tu felicidad, tus  relaciones armónicas, la manifestación de tu trabajo más deseado, la realización de tus sueños  más preciados, poder pleno sobre todas tus circunstancias. Si no te gusta algo en tu vida,  transfórmalo dentro de ti. Nunca más estarás a merced de los azarosos vientos, porque eres  tú, y sólo tú, quien debe llevar, con plena consciencia, seguridad y firmeza, el timón de tu  existencia. ¡Feliz creación!