Toda mujer y madre desea que sus hijos crezcan y lleven vidas independientes: sin embargo, es bastante frecuente sentir una gran soledad y tristeza cuando esto realmente ocurre, dándose lo que conocemos en la psicología como el “síndrome del nido vacío”.
El síndrome del nido vacío no es un trastorno clínico o diagnóstico. Es un período de transición en la vida que destaca la soledad y la pérdida, y si bien todas las madres quieren alentar a sus hijos a convertirse en adultos independientes, la experiencia es a menudo agridulce o emocionalmente desafiante.
Terapia gestalt valencia: signos del síndrome del nido vacío
Parece que fue ayer cuando sostuviste a tu bebé en tus brazos en el hospital y prometiste cuidarlo y amarlo para siempre. Ahora, tu último hijo está abandonando el nido y comienzas a hacerte todo tipo de interrogantes sobre cómo va a seguir tu vida ahora que no tendrás de quien cuidar de manera directa. Esta es una sensación común que atraviesan la mayoría de las mujeres en esta etapa de la vida suya y de sus hijos, y a continuación te contamos cuales son los signos más habituales del síndrome del nido vacio.
Una pérdida de propósito
Tus días estuvieron llenos de prácticas de fútbol, lecciones de piano, conferencias de padres y maestros, fechas de juegos , viajes compartidos y fiestas de cumpleaños. Ahora, sin todo ese ajetreo y bullicio, es posible que no estés segura de qué hacer contigo misma y un nuevo desafío se te plantea.
A pesar de contar con todo un entorno social que te acompañe e incluso tener un sinfín de actividades para entretenerte, lo cierto es que cuando los hijos dejan el hogar familiar puedes llegar a sentir que algo falta. Este sentimiento es típico de los padres cuyos hijos dejaron el nido recientemente y tiene que ver con que una vez fuiste definido por tu rol como madre y cuidadora, pero ese ya no es tu enfoque principal.
Esta sensación no es permanente: con el paso del tiempo podrás darte cuenta de cuánto más propósito puedes encontrar en tu vida, particularmente si usas el tiempo extra que has ganado para elegir un nuevo pasatiempo o enfrentar un nuevo desafío. Hasta que encuentres ese nuevo propósito no te desesperes, es normal sentir pena al aceptar el hecho de que un capítulo de tu vida ha terminado.
Frustración por falta de control
Durante mucho tiempo tuviste el mayor control sobre la programación de la vida de tus hijos, pero ya no. Ya no podrás saber exactamente qué está haciendo tu hijo en todo momento, y eso puede despertar toda una serie de sensaciones difíciles de sobrellevar.
La falta de control sobre si tu hijo asiste a clase o no, si va a trabajar o si sale con amigos puede ser frustrante. También es posible que te sientas un poco excluida como consecuencia de no conocer cual es el cronograma o la rutina habitual de tu hijo, siendo que eso era algo extremadamente habitual para ti en el pasado.
Concéntrate en lidiar con tu incomodidad de manera saludable. Con el tiempo, te acostumbrarás a que tu hijo esté a cargo de su propia vida y podrás comenzar a desarrollar un nuevo sentido de lo normal en la tuya.
Estrés emocional
Si te echas a llorar por comerciales curiosos o mientras conduces tu coche rumbo a distintos lugares sin motivo aparente, no te asustes por completo. Convertirse en una madre que sufre del nido vacío puede despertar una variedad de emociones en ti, y es totalmente normal: quizás estés triste porque tu hijo ha crecido, enojada contigo misma por errores del pasado o por no haberle dado la suficiente atención, e incluso puedes estar sintiendo frustración por cosas que nos has llegado a alcanzar aún en tu vida. Lo que sea que sientas está bien, e intentar negar tu dolor o reprimir tu tristeza no hará que desaparezca.
Permítete sentir cualquier emoción que surja: enfrentarse a las emociones incómodas de frente puede ayudar a que las mismas desaparezcan más rápido y definitivamente son una clave fundamental en el proceso de sanación.
Problemas en la pareja
En el proceso de criar a un hijo , muchas parejas dejan de lado su relación y hacen que la familia gire en torno a los hijos. Si has pasado años descuidando tu matrimonio, es posible que tu relación necesite algo de trabajo luego de que los niños hayan abandonado el hogar familiar.
Algunas parejas también encuentran que reaccionan de manera diferente al convertirse en padres con nidos vacíos. Si uno de ustedes se adapta mejor o aprecia la vida sin niños en el hogar más que el otro, seguramente se vaya a experimentar más tensión en la relación. Lo ideal es proponerse volver a enfocar los animos en la pareja y poner el foco de atención allí, apoyándose mutuamente.
Lo ideal es tomar este momento como una oportunidad para reconectarte y redescubrir lo que te llevó a enamorarte en primer lugar de esa persona con la que has formado una familia.
Ansiedad por tus hijos
Ya sea que tu hijo haya ido a la universidad o simplemente se haya mudado a su propio lugar, es normal preocuparse por cómo le va después de dejar el nido. Sin embargo, lo que no es normal es sentir una ansiedad constante acerca de cómo le está yendo a tu hijo.
Estar constantemente pendiente de lo que hace tu hijo con su vida o como lleva su rutina no es una buena manera de enfrentar la situación. Además es fundamental tener presente que esta es la oportunidad de tu hijo de extender sus alas y practicar el uso de todas las habilidades que le has enseñado mientras vivía en casa, por lo que debes sentirte plena sabiendo que tu hijo está transitando nuevas etapas de tu vida con plenitud y sabiduría.