Cuidar de una misma no es poca cosa, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría tenemos vidas extremadamente ajetreadas entre el trabajo y la familia, pero muchas de nosotras todavía descartamos el cuidado personal como otra tendencia de bienestar fugaz y no le damos la importancia que realmente debería de tener.
Aunque es importante para el bienestar, definir el tipo de autocuidado “correcto” para ti puede resultar complicado, ya que se ve diferente para todas nosotras y no todas necesitamos lo mismo. Independientemente de tu edad, horario diario o aceptación de las tendencias de bienestar, todas podemos beneficiarnos de un poco de tiempo para dedicarnos a nosotras mismas, y tener una práctica regular de cuidado personal puede producir beneficios de salud física y mental muy reales que sin duda te brindarán una mayor satisfacción con tu rutina diaria.
Empezar siempre de a poco con cosas pequeñas
Es bueno abordar una nueva práctica de autocuidado de la misma manera que abordarías una resolución de año nuevo o cualquier meta que te propongas para tu vida. Por ejemplo, decirte a ti misma que vas a dejar de quedarte despierta hasta las 3 am para estar en la cama todos los días a las 10 de la noche puede volverse difícil de sostener, es mejor formularlo o comenzar con una meta más sencilla como reducirlo de las 3 am a la 1 am al principio.
Elegir metas alcanzables te preparará para el éxito a largo plazo porque las recompensas a corto plazo te mantendrán motivada para mantener la práctica de estas nuevas rutinas de autocuidado que te has propuesto. Pase lo que pase, nunca debes esforzarte hasta el punto de que tu práctica de cuidado personal se convierta en una fuente de estrés en lugar de un des estresante. Esto haría que pierda completo sentido ponernos en el camino del cuidado personal y de los cambios positivos para nosotras.
Siempre es bueno tener en cuenta lo que amamos
Si no sabes por dónde empezar en este camino hacia el cuidado personal y la búsqueda del bienestar en las pequeñas cosas, no busques cosas demasiado complejas o te vayas muy lejos de aquello que es habitual para ti. Empieza por preguntarte qué te hace sentir bien y relajada, a gusto y feliz, especialmente después de un día estresante. Escoger algo que amamos y que nos brinda bienestar automático, y tratar de convertir esto en un habito o una rutina diaria de relajación y autocuidado puede ser definitivamente una increíble manera de arrancar.
Haz del autocuidado un ritual
Las investigaciones muestran que adquirir el hábito de algo, ya sea bueno o malo, puede llevarle a una persona de dos a ocho meses. Con eso en mente, es importante que te des espacio para el «fracaso», ya que inevitablemente habrá días o noches en los que sentirás que no puedes encontrar tiempo para hacer esa rutina de cuidado personal que te has propuesto.
Por otro lado, también es una buena idea crear un ritual de cuidado personal realmente consistente (es decir, el mismo lugar, la misma hora, la misma actividad todos los días), para que tu cuerpo y tu cerebro se unan a la formación de hábitos positivos y te ayuden a conseguirlo con efectividad.
Darte la oportunidad de evaluar los resultados
Volver a revaluar lo que hacemos y lo que disfrutamos es imprescindible en el camino hacia el bienestar: lo que funcionó para ti hace cinco años (o el mes pasado) podría no ser lo que mejor funcione para ti hoy ya que todo el tiempo estamos cambiando y eso está bien.
Si salir a correr por la mañana ya no te ayuda a quemar el estrés que vas acumulando durante los días de trabajo, está bien volver a evaluar y probar algo completamente diferente para tratar de buscar esa calma y ese bálsamo des estresante que quieres conseguir a través del autocuidado. Comprometerse con una práctica de autocuidado también significa ser capaz de reconocer si ya no te está funcionando bien y es momento de cambiar.